
Reflexión
La creación de la Asociación Monserratense después de más de tres siglos de la fundación del colegio, es, más allá de cualquier consideración, el inicio de un camino venturoso y el anhelo que seguramente soñaron concretar miles de jóvenes que pasaron por sus aulas.
Frases como “ya no estamos dentro del Monse pero el Monse está dentro nuestro” sintetizan acabadamente la emoción y el sentimiento que nos atraviesa desde el día de la despedida hasta hoy.
A partir de su legado histórico, único e inigualable, devenido en un tesoro que sólo logran descubrir quiénes tienen la fortuna de asistir a sus aulas, la asociación pretende ser el nexo que nos mantenga cerca de nuestra “segunda casa” y nos convoque para re-unirnos bajo su sombra.
Respetando a ultranza ese legado, la asociación bregará por custodiar aquel tesoro desde la autonomía en sus decisiones, la pluralidad en sus ideas, la amplitud en sus posiciones y la no discriminación en cualquiera de sus formas.
La convocatoria apunta a que sus integrantes, además de compartir sus experiencias en este nuevo espacio, encuentren un lugar propicio donde expresar sus inquietudes, canalizar sus propuestas, presentar sus iniciativas, ó bien, participar en el desarrollo de la asociación, promoviendo actividades en beneficio de sus miembros.
Vamos a trabajar por y para los compañeros en todo cuanto podamos y seamos capaces de brindarles, sin desconocer nuestras limitaciones, pero con la convicción y la buena fe en cada paso.
No es un objetivo explícito pero subyace en todos nosotros la disposición permanente de estar de manera incondicional cuando el colegio nos necesite. Como rezaba aquella frase: “Los escudos cuando no se ven es porque están bordados por dentro”.
En cuanto a los futuros ex alumnos, la institución trabajará para que encuentren en ella, un lugar donde siga latiendo el espíritu monserratense, donde no se interrumpa y se prolongue ese sentimiento profundo e incomparable de gratitud hacia su legado secular.
No es un acto de generosidad, sino más bien de justicia, extender la propuesta a toda la comunidad monserratense, invitándolos a sumarse a la asociación.
Profesores, celadores, ordenanzas y personal administrativo todos han contribuido en la formación de un pensamiento y un espíritu sustentados en valores humanistas. Pretendemos que nuestra institución sea quien represente a los ex alumnos ante las autoridades del colegio, la universidad y los organismos públicos y privados proyectando nuestras acciones hacia la sociedad.
Seguramente nunca tendremos una dimensión real de nuestra deuda de gratitud con el colegio, tampoco, si algún día lograremos amortizarla.
En todo caso, el reto es comenzar a intentarlo. Por tantos compañeros que ya no están y por los que aún estamos, ha llegado el momento de asumir el compromiso.
Ha llegado nuestra hora, la hora de decir como entonces: “presente”. La hora de aceptar este desafío maravilloso, en el que la única certeza, es que su concreción depende exclusivamente de nosotros.
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